martes, 24 de noviembre de 2009

Lo más duro de seguir para alante son las noches. Porque aunque no lo quiera una lágrima siempre se escapa, insoluta, de mis ojos. Entonces ya soy consciente de qué pasa e irremediablemente no cae una, caen varias. Y la noche se convierte una vez más en un manto negro que no me deja ver nada más, que no deja ver con claridad nada, sólo tu nombre, clavado en mi mente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me voy aponer a decir cosas sobre el texto este k no vienen al caso o sobren, solo diré: PERFECTO REINA!